Brasileño choca y destroza, pero dice que circulaba “normalmente”
Un brasileño de 47 años dejó destrozada una furgoneta tras chocarla. Pero ante la Patrulla Caminera manifestó que circulaba a una velocidad reglamentaria.
Se trata de Mauro Leite de Almeida, domiciliado en la ciudad de Santa Rita, al Sur de Alto Paraná. El hombre estaba al mando de una camioneta Volkswagen Amarok, sobre la ruta 7, con dirección a Ciudad del Este.
La víctima del choque es Leoncio Godoy, de 73 años, quien estaba al mando de una furgoneta Toyota Noah y cuando intentaba cruzar la ruta “internacional” con dirección al lado Acaray, fue embestido violentamente por Leite.
Según los registros oficiales, el accidente ocurrió el pasado 15 de septiembre, a las 11.00 aproximadamente, en el Km 26, distrito de Minga Guazú. En ese entonces, el señor Godoy fue lesionado e incluso quedó desvanecido durante media hora aproximadamente, según contó el abogado que lo asiste, Humberto León.
Este jueves, ambas partes se presentaron ante el Juzgado de Faltas de la Patrulla Caminera, en el Km 4 de Ciudad del Este.
León dijo a este medio que su defendido quedó con secuelas en su salud a raíz del accidente y recordó que en aquél entonces, el ciudadano extranjero ni siquiera lo auxilió. Ante tal acusación, Mauro Leite dijo en su declaración que tuvo que continuar la marcha de su rodado para llevar a su hijo menor de edad a un sanatorio privado de la capital departamental.
La víctima del fuerte impacto dijo que cruzó la ruta luego que un vehículo haya pasado y que la Amarok circulaba a gran velocidad, por lo que ya no pudo frenar para evitar la colisión. Sin embargo, el brasileño consiguió que los peritos de la división de Criminalística de la Policía Nacional dictaminaran a su favor.
Los agentes policiales redactaron un informe alegando que el santarriteño estaba circulando a tan solo 69 kilómetros por hora, en un lugar donde la velocidad máxima es de 80 Km/h.
La juez de la Caminera, Viviana Domínguez dictará sentencia dentro de los próximos 60 días y el abogado León sospecha que la misma inclinará su balanza a favor del más “platudo”, pues su cliente es apenas un vendedor de huevos caseros y quedó sin su único medio de trabajo.
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