"Mamá, me gustaría conocerte para darte un beso y un abrazo"
Sueña con conocer a su madre.
Muchas personas no tienen el privilegio de convivir con sus progenitores, muchos ni siquiera llegan a conocerlos por varias situaciones que se van presentando en la vida de los mismos, como problemas económicos, precariedades, a veces el miedo a la opinión pública u otros motivos. Así también, muchas parejas se arman de valor y adoptan a los niños abandonados o cuyos padres no tienen las condiciones de criarlos y se ven obligados a entregar a personas que sí podrán ofrecerle un buen nivel de vida.
Esta es la historia de José Weber Coronado, más conocido como "Joselo". Nacido el 19 de marzo del 1992, en la ciudad de Carapeguá, en casa de una partera de nombre Amalia de Noguera.
Hace casi 26 años atrás, una joven de 19 años, en compañía de su hijo recién nacido, llegó hasta la vivienda de la Amalia y le manifestó que ya no iba a poder llevarlo consigo, pues no contaba con las condiciones debidas para criar al niño. "Seguramente tuvo la oportunidad de interrumpir el embarazo y ahorrarse todos sus problemas fácilmente, pero ella tomó la decisión de dejarme vivir para poder decir hoy que soy una de las personas más felices y afortunadas del mundo", es el sentimiento de Joselo.
Al día siguiente de ser recibido por Amalia, una pareja decidió adoptar al niño. Jairo Weber y Elena Coronado se armaron de valor, criaron y educaron al pequeño, logrando un lazo paternal y de mucho amor entre los tres. Joselo tenía una nueva familia.
Pasaron los años y Joselo terminó el colegio y decidió estudiar la carrera de Licenciatura en Análisis de Sistemas, profesión que lo apasiona y en la cual ya se desempeña en el campo laboral. Hoy, a días de cumplir los 27 años, el joven ya cuenta con su licenciatura.
La música es otra de las pasiones del joven. "Soy violinista y gracias a eso ya recorrí países y lugares que nunca me imaginé. Hablo varios idiomas y lo más importante de todo; tengo muchísimos tíos, primos, amigos y hermanos del alma que valen más que cualquier cosa en el mundo", relata.
Agradecido por todo el cariño, trabajo, oportunidades y aprendizajes brindadas por Jairo y Elena, uno de los sueños pendientes de Joselo es conocer a su mamá, aquella joven que por circunstancias de la vida no pudo hacerse cargo del niño. "Lastimosamente Ña Amalia ya falleció y seguramente se llevó muchos secretos con ella.
Esperanzado en alguna vez poder ver y abrazar a la joven mujer, Joselo da un mensaje para ella.
"Mamá, donde estés ahora, quiero agradecerte por tomar la decisión de dejarme vivir para poder triunfar y disfrutar de este mundo. Si alguna vez lees todo esto, quiero que sepas que soy muy feliz, que cada día me esfuerzo para ser un poquito mejor y que me gustaría conocerte para darte un beso y un abrazo, ya que sé que lloraste cuando me abrazaste fuerte antes de decirme adiós, pues si otra fuese tu decisión, hoy no estaría contando esta historia. Gracias de corazón".
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