Policiales y Judiciales

Inédita condena a Veterinaria, tras muerte de una perra

No se sabe de otra condena similar en Paraguay.



Mía, una hermosa perrita de la raza cocker spaniel, era la compañera de la pareja, integrada por Claudia Patricia Vera Sosa y Juan Carlos Franco Klein. Tanto la querían que incluso pusieron un muñequito de su mascota en su torta de boda.

En junio del 2012, la llevaron a la clínica veterinaria La Quinta, ubicada sobre la avenida Santísima Trinidad de Asunción, para una limpieza de sarro.

“La llevé para las 8 de la mañana y tenía que dejarla, porque es un procedimiento que tarda. Cuando me fui, a las 5 de la tarde, para retirarla, me dice la que atiende, que tuvieron que quitarle 3 dientes a mi perra, porque estaban muy feos”, comentó Franco, quien se había molestado, porque no le avisaron de la intervención, según señaló.

Como el animal estaba sedado, lo dejaron pasar la noche allí, al considerar que en ese lugar iba a estar mejor. Sin embargo, alrededor de las 6 de la mañana del día siguiente, le llamaron para contarle que su mascota había muerto.

Franco acudió al lugar y vio el cuerpo de su perrita, en una jaula, toda ensangrentada, ya que tuvo una hemorragia y había sido dejada sola, sin cuidado, según se dio cuenta enseguida.

ENFERMEDAD OCULTA

Le dijeron que a lo mejor tenía alguna enfermedad oculta, pero no le convencieron, por lo que acudió a la Facultad de Veterinaria, para una necropsia, que confirmó que la perrita murió de una hemorragia.

“Sangró toda la noche, nadie le vio y así falleció”, rememoró Franco, con la voz entrecortada.

Entonces, inició con su esposa una batalla legal, por daño moral. Perdieron en primera instancia, pero en Apelación les dieron la razón, por lo que el caso pasó a la sala civil de la Corte, que resolvió el lunes, que la veterinaria debe pagar una indemnización de G. 30 millones más intereses, que tienen que recibir los dueños de la mascota.

“Inicié una demanda civil, por daño moral, y después de 10 años de litigio salió a nuestro favor”, apuntó Franco. Mencionó que en esa época pasaron muy mal. “Nosotros no teníamos hijo y para nosotros, la perra era como una hija”, dijo.

“Esta perra era muy particular, era muy cariñosa, súper tranquila, se iba con nosotros a todas partes”, señaló sobre las características de la mascota que perdió.

DAÑO PROBADO

El desempeño en el caso, de los responsables de la veterinaria, “no constituye buena praxis”, según el fallo de la Sala Civil y Comercial de la Corte.

Además, quedó probado el daño ocasionado y que existía un vínculo jurídico entre la clínica y los dueños de la mascota fallecida.

SE CAYERON

 “Cuando contestaron la demanda, ellos (veterinaria) dijeron que me recomendaron que le haga unos estudios clínicos antes, y eso es mentira; nunca ellos me dijeron nada, y también que supuestamente los tres dientes se le cayeron; qué gran mentira”, añadió Franco, al recordar detalles del largo caso.

 

Fuente: Diario Extra.