Salud y Vida

Hija dona un riñón a su padre y alienta a otros a salvar vidas

Luis Bogado Martínez, de 65 años, quien sufría de insuficiencia renal crónica.



En un conmovedor relato de amor filial y esperanza, Marie Monserrath Bogado Melot, madre de tres hijos y profesional de 37 años, compartió su experiencia como donante viva al regalarle un riñón a su padre, Luis Bogado Martínez, de 65 años, quien sufría de insuficiencia renal crónica. Este histórico trasplante fue posible gracias al trabajo conjunto del Hospital del Área 2 de la Fundación Tesãi, el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS), el Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT), el apoyo de la ITAIPU Binacional y la Décima Región Sanitaria.

Luis había pasado cinco años en hemodiálisis, un proceso que, aunque crucial para su supervivencia, deterioraba su calidad de vida. Ante la posibilidad de donar un órgano, Marie nunca titubeó. "Sabía que mi riñón siempre fue para mi papá", declaró entre lágrimas. A pesar de los desafíos emocionales y físicos, Marie se mantuvo firme en su decisión, impulsada por el profundo amor hacia su padre.

El 14 de julio marcó el día del trasplante, una fecha cargada de nervios y esperanza para la familia. Sin embargo, a pesar de las adversidades, Marie asegura haber encontrado paz en su elección: "Sentía que estaba salvando a mi papá, y eso me llenaba de felicidad". Gracias al procedimiento, realizado en Ciudad del Este, Marie pudo estar cerca de su familia durante todo el proceso, permitiendo que sus hijos apenas sintieran su ausencia.

La historia de Marie y Luis no solo resalta el poder del amor familiar, sino también el esfuerzo conjunto de un equipo médico multidisciplinario. Desde nefrólogos y cirujanos, hasta personal de enfermería, ambulancias y especialistas en nutrición, cada uno de ellos jugó un papel vital en el éxito de este trasplante. "Alto Paraná dona y da vida" se ha convertido en un lema que refleja el compromiso y la solidaridad de todas las instituciones involucradas.

Hoy, Marie vive una vida normal, llena de actividades familiares y con la satisfacción de haberle dado una nueva oportunidad a su padre. “El amor se mide por la entrega. Aliento a más personas a donar y salvar vidas”, concluye, enviando un mensaje inspirador a todos aquellos que podrían estar considerando un acto similar.

Este trasplante, el primero en Alto Paraná con un donante vivo emparentado, marca un hito no solo en la medicina regional, sino también en el entendimiento del poder del amor y la cooperación. Un acto que, sin duda, emociona y nos recuerda que donar es dar vida.